Sobre este texto, nos comenta su autora Estela Pérez : Vacilé mucho antes de comenzar a escribir este libro. En primer lugar, porque poner en palabras, frases, páginas, lo que ha constituido una parte importante de las motivaciones, alegrías y angustias de mi vida en los últimos quince años, equivalía a aceptar que he cerrado un ciclo, que concluyó una etapa, y que la que se abre ahora es mucho más solitaria y, por ser de recuento, anuncia cierres y finales y, ojalá, nuevas aperturas.
Por otro lado, no encontraba un tono que me pareciera justo. ¿No debía ser colectivo el análisis de una experiencia que tuvo tantas dimensiones colectivas? ¿De qué forma resultaría más útil: tratando de disecar —en el buen sentido de la palabra— los hallazgos de una práctica pedagógica experimental, contrastando nuestra experiencia con sus similares de otros países latinoamericanos?
Al final, decidí hacer el cuento e insertar, aquí y allá, en el cuerpo de esta historia, algunas reflexiones, que son mías solo hasta donde resultan propias certidumbres o preguntas elaboradas siempre en diálogo con muchos y muchas, y con mi país, Cuba, en la época tremenda, angustiosa e incierta, fascinante y dolorosa en que tratamos —y logramos— llevar adelante un programa de educación popular en el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr., de La Habana. Me atendré, por tanto, a un orden cronológico hasta donde sea posible, sabedora de que el tiempo no es neutral, sino que se alarga o se achica según las expectativas y las acciones que lo llenen. Emplearé mucho la memoria para revivir cómo fue, aunque sé, también, que la memoria tiene su propia lógica, que antologa el pasado; pero confiada en que sus olvidos y magnificaciones tienen un sentido, a veces oculto, pero no despreciable. Y cargaré yo sola con las culpas de las omisiones en que, sin dudas, incurriré y las valoraciones apresuradas o llanamente injustas que, no obstante, siempre estaré dispuesta a discutir y rectificar.