La autonomía política de pueblos y comunidades indígenas en Oaxaca representa un logro y un desafío permanente frente al modelo económico neoliberal.
Ante un escenario de profundización y exacerbación de la violencia, crisis política económica y climática, empobrecimiento y abandono del campo, despojo territorial e imposición de megaproyectos, diferentes pueblos y comunidades oaxaqueñas han apostado a la construcción desde abajo, en el fortalecimiento del tejido social, la colectividad, el bien común y respeto de los bienes naturales, la participación de las mujeres, la construcción de alternativas económicas y el fortalecimiento de sus Sistemas Normativos Indígenas.
Sobre esto último, hace 25 años fueron reconocidas constitucionalmente las normas comunitarias para el nombramiento de autoridades locales en municipios indígenas. Este hecho apertura una nueva etapa en el ejercicio autonómico en Oaxaca y visibiliza otras formas existentes en México de construir democracia: el ejercicio del poder como servicio para la comunidad, su forma eminentemente colectiva y la asamblea como medio, máxima instancia para la toma de decisiones.
El bien común y la vida comunal son componentes esenciales de estas otras formas, no obstante y a pesar de su reconocimiento constitucional, en las últimas tres décadas dichos sistemas han sido sistemáticamente atacados, asediados y criminalizados por el Estado mexicano y empresas inversoras, por lo que pueblos y comunidades se han movilizado fuertemente: convocando asambleas comunitarias, articulando frentes regionales de defensa, instalando campamentos, celebrando a través de festivales, recuperando el trabajo colectivo, reinventando alternativas, entre las más importantes.
La defensa del territorio y la construcción de autonomía indígena se conforman actualmente como un frente importante que disputa el poder ante el oleaje capitalista para decir ¡aquí seguimos, no nos vamos!
Neftalí, EDUCA Oaxaca